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domingo, 31 de marzo de 2013

CUANDO LA ESTUPIDEZ RIGE SOBRE LA RAZÓN

Cuando la estupidez rige sobre la razón, cosas malas ocurren.

En 1914 un extremista disparó sobre un príncipe austriaco, dándole muerte. Como consecuencia de ello, durante los siguientes cuatro años 23 naciones se vieron envueltas en un conflicto que dejó como saldo diez millones de muertos, veinte de heridos y otros ocho millones de personas desaparecidas. Todo porque un revolucionario Serbio le pegó tres tiros a quién, supuestamente, lo oprimía.

En 1933 los alemanes eligieron al hombre que les prometía una Alemania nueva. Y se las dio. Sacó al país de la peor crisis económica que jamás hubiera sufrido. Les devolvió el orgullo. Y para asegurarse de que el orgullo no decayera, comenzó a eliminar indeseables. Enfermos mentales, negros, judíos, gitanos y todo aquél que podía ser señalado como amenaza. Los comunistas, entre ellos. Un día decidió que las fronteras limitaban a Alemania como Nación. Y una nación orgullosa no puede ser contenida. Entonces avanzaron sobre los territorios perdidos en el Rhur, sobre Austria y sobre Checoslovaquia. Y en 1939, quiso unir a Prusia Oriental con el resto de su país, y para eso conquistó Polonia. Inglaterra y Francia le declararon la guerra. Francia fue ocupada en 1940, junto con Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Dinamarca, y sobre Inglaterra comenzó una lluvia de bombas. En 1941 decidió avanzar sobre Rusia. En el camino, había tomado   los Balcanes, Noruega y Grecia. Sus soldados luchaban en África del Norte y se alistaban a tomar Egipto. Y como si fuera poco, antes de que terminara 1941, también entraron en guerra con los EEUU.

Cuatro países decidieron enfrentar al mundo entero. Al cabo de seis años, esas cuatro naciones estaban en ruinas, junto con la mitad del mundo. Sesenta millones de muertos, millones de heridos, millones de personas sin hogar. Hambre, miseria. Ese fue el resultado de la guerra.

No hay conflicto en la historia humana que pueda compararse con la Segunda Guerra Mundial. Se decía que después de la Gran Guerra, conocida hoy como la Primera Guerra Mundial, el hombre habría aprendido. Pero no lo hizo. Veinte años después de la paz de Versalles, el mundo comenzaba a matarse mutuamente de nuevo.

En 1950 Corea conoció su peor guerra. Tres millones de coreanos murieron o desaparecieron en el conflicto. A razón de un millón por año de conflicto. En aquella época, el General a cargo de las fuerzas aliadas a Corea del Sur, Douglas MacArthur, quería usar la bomba atómica sobre China para obligarlos a rendirse. Pero parecía que Rusia ya tenía su propia Bomba y no querían arriesgarse a la represalia soviética.

En los periódicos de estas fechas se leen noticias sobre una Corea del Norte en pie de guerra. ¿Qué quiere decir esto? Probablemente una bravuconada destinada a hacer más ruido que otra cosa. Lo cierto es que los líderes del mundo en más de una ocasión han demostrado que en momentos de crisis la estupidez los domina. O la hijoputez. Sea como sea, los que siempre salen perdiendo son otros. 

Desde Buenos Aires, con un deseo de paz en el corazón, los abrazo.