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sábado, 19 de enero de 2013

SOBRE CARDENALES Y MOSQUETEROS.

Armand Jean du Plessis nació en Paris en 1585. Era el tercer hijo varón de Françoise du Plessis, duque de Richelieu, hombre al que apenas conoció, ya que este falleció cuando el joven Armand Jean tenía cinco años, dejando a la familia en una delicada situación económica.

Al cumplir nueve años, Armand Jean fue enviado al Colegio de Navarra y, más tarde, a la Academia Pluvinel para seguir la carrera militar. Pero qué pasó. Su familia tenía el derecho al puesto de Obispo de Luçon, el que ocupaba su tío abuelo. Como era costumbre en la época, el primer hijo varón heredaba el título, el segundo iba a la Iglesia y los demás al ejército, a ganarse los honores a punta de espada.

Pero Alfonso, hermano de Armand Jean, no quiso saber nada con ser obispo y se internó en un convento de monjes cartujos, lo que dejó la vacante disponible para que el tercer hermano entre al clero y ocupe la posición. Armand Jean, en realidad, estaba feliz con ponerse el traje de soldado, pero había tenido serios problemas de salud, por lo que le dio la bienvenida al cambio de rubro que se presentaba.

En 1606, a la edad de 21 años, Enrique IV de Francia nombro a Armand Jean Obispo de Luçon, Como era demasiado joven para el cargo, tuvo que viajar a Roma para obtener una dispensa, la que consiguió al año siguiente.

Armand Jean era un hombre de muchos talentos. Tantos que logró en apenas 15 años convertirse en Cardenal, título por el cual pasaría a la historia como uno de los hombres fundamentales de Francia y, a la vez, gracias a la pluma de Alejandro Dumas, como uno de sus peores villanos.

El Cardenal Richelieu fue el arquitecto del Estado Francés. Antes de él, el país era un conjunto de feudos con señores poderosos sin una idea de país. El Rey no era el centro del poder. Pero todo cambiaría gracias a Jean Armand.
Cardinal Richelieu (Champaigne).jpg

En 1624 se convirtió en Primer Ministro del Rey Luis XIII y centró su política en dos metas. La primera, consolidar el poder central del Rey, la segunda, neutralizar el poder de los Habsburgo, reyes de España y de Alemania. Además, acercó a Francia con Inglaterra, casando a la hermana del Rey con el futuro Carlos I de Inglaterra.

Como parte de su política para minar el poder de los nobles, eliminó en 1626 el título de Condestable de Francia y ordenó la destrucción de todas las fortalezas interiores, lo que implicó un menoscabo en el poder militar de los señores feudales al quitarles la posibilidad de fortificarse en sus tierras en caso de rebelión. 

En cuanto a sus enemigos, los Habsburgo, el Cardenal financió a los rebeldes protestantes en Alemania y convenció -y financió -a Suecia para que interviniera en la guerra contra el rey alemán.

Richelieu no sobrevivió para ver el final de la Guerra de los Treinta Años que, sin embargo, terminó con la decadencia del Sacro Imperio y el ascenso de Francia.

Los éxitos del Cardenal fueron muy importantes para el sucesor de Luis XIII, Luis XIV. Éste continuó la obra de Richelieu, creando una monarquía absoluta, promulgando leyes en contra de la antaño poderosa aristocracia y eliminando todo rastro del poder hugonote con el Edicto de Fontainebleau. Luis XIV llevaría a cabo una exitosa política exterior gracias a su victoria en la Guerra de los Treinta Años, que estableció la hegemonía francesa. Dicha hegemonía perduraría hasta el fin del siglo XVII.


Alejandro Dumas nació en 1802 y escribió la novela "Los Tres Mosqueteros" entre marzo y julio de 1844, novela publicada en forma de folletín por el periódico "Le Siecle" Ella cuenta la historia del joven gascón llamado D'artagnan que llega a Paris para convertirse en mosquetero del Rey. 

Quizá no todos hayan leído el libro, pero sí es posible que muchos hayan visto alguna de las 46 películas que se han filmado en base al mismo. D'artagnan ha sido interpretado por actores como Douglas Fairbanks (en 1921 por "Los tres mosqueteros" y en 1929  por "El hombre de la máscara de hierro"), Michael York (cuatro veces, 1973, 1974, 1989 y 2003), David Hasselhof (si, el del auto fantástico y baywatch, en 1992), Phillipe Noiret (1994) y, más recientemente, Logan Lerman (2011) en una de las peores versiones jamás hechas de la historia, si no contamos la de Chris O'Donnel (el batichico de Clooney) en 1993.

Dumas, quizá influenciado por el pensamiento de la época, retrató a Richelieu como un hombre calculador, mezquino, codicioso y hambriento de poder. No tiene ni una sola cualidad. Quizá esto hizo que, un año más tarde, Dumas pusiera en los labios de Athos, en la novela "Veinte Años Después", palabras que parecen imposibles en "Los Tres Mosqueteros".

"Esta frágil sepultura fue la de un hombre débil y sin grandeza, cuyo reinado fue abundante, sin embargo, en acontecimientos de inmensa trascendencia, porque sobre ese rey velaba el espíritu de otro hombre, así como esa lámpara vela sobre el féretro y lo ilumina. Este hombre era el verdadero rey, Raúl; el otro era sólo un fantasma a quien prestaba su alma. Y tanto poder tiene la majestad monárquica entre nosotros, que ni siquiera se ha concedido al que gobernó realmente, una tumba a los pies de aquél por cuya gloria sacrificó su vida; porque ese hombre, Raúl, tenedlo presente, hizo pequeño al rey, engrandeció la soberanía, y en el palacio del Louvre hay dos cosas distintas: el rey, que es mortal, y la soberanía, que es inmortal. Ya pasó aquel reinado, Raúl; ya bajó al sepulcro ese ministro tan temido, tan obedecido de su amo, al cual arrastró en pos de sí, sin dejarle vivir solo, temiendo, seguramente, que destruyese su obra, porque un rey no edifica más que cuando le anima Dios o el espíritu de Dios. Entonces, no obstante, consideraron todos la hora de la muerte del cardenal como la de la libertad, y yo mismo (tan errados son los juicios de los contemporáneos) he desaprobado a veces los actos de ese gran hombre que tenía en sus manos el destino de Francia, y que abriéndolas o cerrándolas podía ahogarla o dejarla respirar a su albedrío". 

Dumas necesitó un villano y convirtió a un gran hombre de Francia en el más grande de sus villanos. Es triste decir que su tumba no puede ser honrada, como lo hizo Athos en "Veinte años después". En 1793 esta fue profanada, su cuerpo degollado, su cabeza separada de su cuerpo, que terminó enterado en una fosa común en el sótano de la Sorbona. Su cabeza fue rescatada por un comerciante parisino de nombre Cheval que la conservó como trofeo. En 1866 se uniría al resto del cuerpo en una ceremonia fúnebre. 

Pero no todo es desprecio para el pobre Armand Jean. Hoy, Francia le reconoce mucho a Richelieu. Existe una clase de naves de guerra que lleva su nombre, así como también una sala del museo del Louvre. 

Por sus obras o por su ficticia relación con tres mosqueteros y un joven de Gasconia, el nombre de Richelieu será por siempre inmortal.





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