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miércoles, 17 de octubre de 2012

EL CREADOR DE MUNDOS MÁGICOS


Cuando tenía 14 años mi hermano regresó de un viaje de dos mese por Europa con dos libros en la valija, a saber, The Hobbit, The Silmarillion y The Lord of the Rings. Este último era una edición que traía los tres libros en uno, por lo que eran más de mil cien páginas en una letra bastante pequeña. A mis catorce años, tengo que decirlo, el grosor de ese libro en inglés me intimidó un poco, pero el dibujo de tapa, supuestamente el castillo de Sauron en Mordor, me llamaba.

Opté por leer primero  El Hobbit y en menos de una semana me lo había acabado. Era algo distinto a lo que había leído hasta el momento. Luego ataqué a El Señor de los Anillos y después de unas semanas de lectura llegué a los capítulos finales que, en esa ocasión, dejé sin leer un poco porque la tensión de la historia había caído mucho y tenía ganas de leer el tercer libro.

El autor de los libros era un tipo enigmático: JRR Tolkien. En aquella época no existía la Internet  por lo que no era tan sencillo averiguar algo más del autor. Se llamaba John Ronald Reuel y había nacido en Sudáfrica en enero de 1892. Murió en Inglaterra en septiembre de 1973, cuando yo tenía cuatro años, once años antes de que por primera vez viera uno de sus libros.

En 1896, el padre de Tolkien falleció en Sudáfrica y su madre decidió mudarse con sus hijos a Inglaterra. En 1915 se graduó con honores del Exter College de la Universidad de Oxford y se enlistó en el Ejército. Con el rango de Teniente Segundo especializado en lenguaje de signos como parte del regimiento de Fusileros de Lancashire. En 1916 fue trasladado a Francia y participó en la Batalla del Somme como oficial de comunicaciones. En noviembre de ese mismo año regresó a Inglaterra a causa de haber contraído la llamada "fiebre de las trincheras".

A raíz de esta enfermedad, que le dejó prolongados períodos de convalecencia, comenzó a despuntar el vicio de escritor. Sus primeros cuentos son de este período. Se había casado antes de ir a Francia, en 1916, y en 1917 nació su primer hijo. 

En la década de 1920 comenzó a escribir por partes la historia de Bilbo Baggins, el Hobbit. La intención de este libro fue entretener a sus hijos. Tolkien no tuvo nunca la intención de publicarlo, pero el ejemplar fue prestado sin el consentimiento del autor a una persona que trabajaba en una editorial, esta se la llevó a su jefe y, tras leerlo, decidieron publicarlo. Esto ocurrió en 1932.

Dado el éxito del libro, los editores le solicitaron que escribiera una secuela. En ese momento, Tolkien le presentó los borradores de "El Silmarillión", una suerte de Génesis de la Tierra Media aún inconcluso, pero los editores lo rechazaron porque entendieron que el público quería saber más de los hobbits.

Entonces llegó el turno de "El Señor de los Anillos". Fue escrita entre 1937 y 1949 y salió a la luz en tres volúmenes entre 1954 y 1955.

Volví a leer esta novela poco antes de que se estrenara en Buenos Aires la primera de las tres películas que hizo Peter Jackson. Muchos años antes, había visto una versión en dibujos animados que llegaba hasta la mitad de la novela completa porque se les habían acabado los fondos para hacer la otra mitad y no se había conseguido quién patrocine el proyecto.

Las películas, tanto la animada como la de Peter Jackson, no compiten con los libros. Quién se quede con los filmes, se perderá de mucho. Aunque, por otra parte, se salvará de ciertas partes tediosas como el capítulo de Tom Bombadill y algunas escenas del final.

Al igual que los hermanos Grimm en su tiempo, Tolkien reinventó la fantasía en base a los textos que había amado en su infancia y adolescencia. Beowulf y otras sagas nórdicas y germanas sirvieron de fundamento para sus creaciones. Según él mismo ha dicho, Gandalf está inspirado en Odin, pero también tiene elementos de antiguos cuentos polacos. He aquí mi humilde homenaje.

Desde Buenos Aires, los abrazo.


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