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martes, 9 de octubre de 2012

LA SUERTE TIENE DOS CARAS - Episodio 7


7.

Fidias suspiró aliviado cuando comprobó que el asesino había desaparecido.
Estaba cansado. Nunca en su vida había tenido que soportar tantas presiones juntas. Sí había soportado malos tratos de sus instructores y sus amos, pero nada del otro mundo. Nunca lo habían azotado o había sido objeto de castigos corporales. En su adolescencia, había tenido un amo que lo sodomizaba recurrentemente, pero con el tiempo dejó de molestarle e, incluso, llegó a disfrutarlo. Pero nunca había sentido que su vida corría riesgo alguno.
Durante su existencia nunca faltó la seguridad del hogar, ni el tazón de comida caliente, ni un lugar seco para reposar al final de cada jornada. Al recordar la angustia que le provocó ver el rostro del hombre que acababa de matar a su amo, entendió que en su vida, pese a no ser libre, había sido feliz. Entonces, las palabras brotaron de su boca.
–Cuando estás por perderlo todo, comienzas a apreciar lo poco que tenías.
Con todo sigilo, volvió al estudio de su amo y escribió una letra de cambio a su nombre para ser cobrada en Sagunto. Luego colocó cincuenta áureos en una bolsa y fue a buscar a Eunice. La despertó con sumo cuidado, procurando que ninguna de las otras esclavas lo notara. Le indicó que lo siguiera en silencio y esta, frotándose los ojos, lo hizo sin protestar. Cuando estuvieron solos en el pasillo él rompió el silencio con un suspiro
–Nos  vamos.
Ella se mostró confundida. – ¿Cómo? ¿Adónde nos vamos?
Él sonrió. Le acarició el cabello suavemente y la besó en los labios. –A Sagunto, orden de la ama. Es importante.
Ella protestó. –Pero es de noche. ¿Por qué no esperamos a la mañana?
Él la tomó del brazo con fuerte. –Eunice, calla. ¿Quieres tu libertad?
Ella dudó. –No. ¿Para qué? Aquí estoy bien.
Fidias se fastidió. No había esperado esa reacción de la mujer.
–Vamos, no quieres que te vendan cuando el ama se quede sin dinero. ¿Cuánto crees que durará esto? Tengo dinero, podemos vivir como reyes. ¿Por qué quieres seguir siendo esclava? Podemos irnos. Ahora. Vamos.
Salieron de la casa y caminaron entre las penumbras hacia Ostia, donde buscarían la nave que los llevaría a su nueva vida. 

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