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domingo, 11 de noviembre de 2012

LA ALIANZA INFAME

En 1864 tres naciones de Sudamérica se aliaron para destruir a uno de sus vecinos. Paraguay sufriría un desastre de proporciones bíblicas de manos de las fuerzas combinadas de Brasil, Argentina y Uruguay, sufriendo pérdidas humanas equivalentes a casi el 75% de su población -y el 90% de su población masculina adulta, además de la destrucción de toda su infraestructura.

Esta Guerra Infame, llamada Guerra de la Triple Alianza, fue una guerra de intereses. Intereses Argentinos, Brasileños y del bando Uruguayo que representaba Venancio Flores, que, con el apoyo de sus aliados, depuso al gobierno electo de Uruguay para instalarse en el poder.

El 12/11/1864, las fuerzas de Paraguay invadieron la provincia del Matto Grosso, que linda con el norte de Paraguay y obtuvo varias victorias. Pero Brasil, al igual que Rusia, presenta un enorme problema para vencerlo. Es demasiado grande. 

Francisco Solano López salió en defensa del gobierno depuesto, con el cual estaba aliado, y le declaró la guerra al Brasil. López le pidió permiso a el gobierno argentino para atravesar el territorio de la provincia de Corrientes para socorrer a sus aliados uruguayos, pero esto le fue negado. La reacción de López fue todo menos sensata. Mandó cruzar la frontera e invadir Corrientes. Entonces, Argentina quedó como el agredido y declaró la guerra, junto con sus aliados, contra el Paraguay.

Fue una guerra dura. Paraguay tuvo 300.000 muertos. Brasil 100.000, Argentina 30.000 y Uruguay 10.000. No acabó hasta la muerte de López, que era uno de los puntos del tratado firmado por los aliados. En efecto, la guerra era contra López, no contra Paraguay.

Las guerras son siempre una desgracia. Lamentablemente, hay quienes aún las consideran como una inversión redituable. Así ha sucedido a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, con el financiamiento de docenas de guerras en África, América Latina y Asia. No por nada se dice que el negocio más lucrativo es la venta de armamento. 

La guerra contra el Paraguay no es una excepción a esto que afirmo. En Curupaytí, primera gran batalla en suelo paraguayo, la crema de la juventud de Buenos Aires fue barrida por la metralla. Allí murieron médicos,  ingenieros, poetas. Jóvenes idealistas recién salidos de las universidades que se alistaron para defender la patria y que podrían haber sido la roca fundacional de una argentina mejor. Porque esos niños bien no dudaron en calzarse el uniforme como soldados rasos y marchar hacia la guerra por lo que creían correcto. 

Como siempre, los idealistas fueron usados como carne de cañón por los calculadores. 

Cándido López, famoso pintor argentino al cual le pertenece el cuadro en imagen  estuvo en Curupaytí y allí perdió la mano con la que pintaba. Tuvo que aprender a pintar con su otra mano y con ella retrató sus vivencias de la guerra.

La Triple Alianza nos llevó a una guerra de la cual debemos avergonzarnos y por la cual tendremos que pedir perdón siempre. A ellos y a nosotros mismos. 

Desde Buenos Aires, los abrazo.

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