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jueves, 16 de agosto de 2012

JUEVES POR LA TARDE EN LA CIUDAD

Hay semanas en que parece que todo conspira en contra de uno. Bachas de cocina que se desprenden, lámparas que se rompen misteriosamente y generan cortocircuitos que hacen que salte la térmica general del edificio, decodificadores que se queman con un corte de luz. 

–Me parece que vas a tener que limpiar tu casa con vinagre de alcohol –dijo alguna voz que enteveía que los espíritus estaban de acuerdo en complicarme la vida. 

Las brujas no existen, pero que las hay, las hay. 

Yo no creo en brujas, astrólogas ni en ninguna persona que se adjudique poderes sobrenaturales. Siempre pensé que, de tenerlos, serían muy reservados al respecto. 

La historia demuestra que el oficio de bruja ha sido, en general, altamente peligroso. Podían darse dos situaciones básicas, o que el poder estuviera con ellas, en cuyo caso gozaban de una frágil situación de privilegio que podía cesar ni bien el poderoso se sintiera decepcionado o amenazado por ella, o que el poder estuviera ensañado con ellas, en cuyo caso se convertía en deporte nacional la caza y quema de brujas. 

Juana de Arco es el perfecto ejemplo. La doncella de Lorena se presentó ante el Delfín de Francia para pedirle que pusiera un ejército bajo su mando para liberar la ciudad de Orleans. Nadie quiso hacerle caso, hasta que el Príncipe, con ánimo de divertirse, vistió a uno de sus escuderos con el atuendo real y lo sentó en su silla. Juana, que nunca había estado cerca del Delfín, miró al hombre que ocupaba la silla del Príncipe con los atavíos del Príncipe y le preguntó por qué usurpaba la silla del futuro Rey. Resumiendo, el Delfín le dio su ejército, Juana liberó Orleans y el Delfín fue coronado Rey en la catedral de Reims. Luego traiciona a Juana, permite que los ingleses la capturen y estos la enjuiciaron y quemaron en la hoguera. 

Para unos, era una santa, para otros, una bruja. Todo depende del interés afectado.

Hemos progresado mucho desde la época de la pobre Juana. Hoy, las brujas son invitadas a participar como miembros de un panel de programas de televisión de segunda categoría para opinar de todo desde el rendimiento de la selección nacional de fútbol, las políticas de estado del gobierno nacional y la relación entre un afamado actor y una conocida modelo. 

Juana de Arco no era una bruja. No envió un hechizo a los soldados ingleses para que sean derrotados en batalla. No cabe duda que sí fue una inspiración para sus compatriotas y, por contraposición, un elemento que minaba la moral del enemigo. Pero era mejor llamarla bruja para explicar en algo sobrenatural el fracaso propio.

No cabe duda que la fuerza de la magia no nace del ser que con avisos rimbombantes asegura que puede cambiar nuestra suerte, sino de la convicción que tenemos en nuestra propia fuerza.
Dibujo para colorear bruja sobre escoba

Este jueves no veo brujas volando sobre sus escobas por el cielo de Buenos Aires. Arreglé la bacha, cambié la lámpara y el técnico de la empresa de cable trajo un nuevo decodificador. Parece que todo termina bien.

Desde Buenos Aires, los abrazo. Brian


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