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lunes, 6 de agosto de 2012

SOBRE FICCIONES JURÍDICAS

La abogacía es el arte de deformar la realidad para que el cliente reciba el máximo beneficio o sufra el mínimo perjuicio. En cierto modo, se puede decir que hay una cierta compatibilidad entre la tarea del escritor y la del abogado.

Quizá ese es el motivo por el cual he podido ejercer la profesión que estudié durante todos estos años, porque con cada caso que se me planteó busqué siempre una solución creativa. De haberlo hecho de otra manera, seguramente hubiera abandonado mi práctica hace mucho como consecuencia de una crisis intensa de aburrimiento.

Mis colegas no me la hacen fácil. Cada vez que me enfrento a la tarea de contestar una demanda me paso los dos primeros días tratando de entender lo que dice ese fajo de hojas que le ha llegado a mi cliente. No porque no esté familiarizado con la ley y la terminología jurídica, sino porque el estilo que tienen para redactar sus demandas -noten que uso el verbo redactar y no escribir -es tedioso e insoportable.

Después de asimilar el contenido de la demanda, llega el momento de elaborar la respuesta. En general, es un proceso que tarda de uno a dos días. Y allí salen a la luz mis mejores dotes literarias y, en vez de redactar, escribo una contestación de demanda con un estilo que pocas veces será visto en los estrados judiciales..

Escribir es un arte. Cualquiera puede redactar un texto, pero no cualquiera puede escribir con estilo. ¿Qué hubiera sido de nosotros sin el estilo? El estilo es la personalidad misma del escritor volcada al papel. Es la firma que imprime en sus textos, la que los hace indiscutiblemente suyos.

Por eso, al momento de deformar la realidad a favor de mis clientes, prefiero hacerlo con estilo. Porque, ¿qué objeto tiene volcar palabras al papel si no se va a hacer con estilo? Haciendo un paralelo, uno ve actuar a Meryl Streep y se maravilla. ¿Por qué conformarse con menos? En nuestro país estamos llenos de divas que no cantan, no actúan ni bailan, pero son estrellas del espectáculo. Se hacen llamar "artistas". Nos han acostumbrado a poco, cuando tuvimos tanto.

Yo me rehuso a conformarme. Por eso, no redacto contestaciones de demanda, las escribo. Con estilo. Ya lo dice la canción. Antes muerta que sencilla. Aunque hay que tener en claro que no se trata de ser rebuscaddo, ya que hacer ver que tu texto es fácil es una tarea difícil.

Desde Buenos Aires, los abrazo. Brian



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